Educación
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“empieza a sentir que el color de su piel, el origen de sus padres o el acento de su lengua [...] decidirán su valor como aprendiz” Introducción Miguel, un niño de 10 años que inmigró recientemente a Texas, ejemplifica la realidad de muchos estudiantes inmigrantes bilingües de bajos recursos con familias desestructuradas. En Estados Unidos, aproximadamente una cuarta parte de los niños pequeños son hijos de inmigrantes (How Young Children of Immigrants Face Discrimination At School), y una proporción creciente del alumnado escolar está aprendiendo inglés (en 2021, un 10.6% de los estudiantes de escuelas públicas, equivalente a 5.3 millones de niños, eran English learners, con Texas a la cabeza con 20.2% (COE - English Learners in Public Schools)). Detrás de estas cifras, hay menores como Miguel que enfrentan barreras idiomáticas, inestabilidad familiar y, a veces, discriminación en su vida diaria escolar. Este artículo investiga cómo estos factores impactan su desarrollo psicosocial durante la niñez media, específicamente en la etapa descrita por Erik Erikson como Laboriosidad vs. Inferioridad (aproximadamente entre los 6 y 12 años de edad). La teoría de Erikson postula que en la niñez intermedia los niños buscan desarrollar un sentido de competencia a través del aprendizaje y el trabajo (laboriosidad), y que el fracaso en lograrlo conlleva sentimientos de inferioridad. En esta etapa “la potencial falta de dominio lleva a un sentido real de inferioridad”. Los niños comienzan a compararse con sus compañeros en la escuela y dependen de la retroalimentación de adultos y pares para construir su autoestima académica y social. Un entorno positivo —con apoyo, oportunidades de éxito y reconocimiento— suele fomentar la laboriosidad, mientras que las experiencias negativas —como dificultades escolares, críticas o rechazo— pueden arraigar un sentimiento de inferioridad. Según Erikson, es común que los escolares experimenten “las penas de la inferioridad con respecto al aprendizaje y la adaptación a la sociedad escolar”, sobre todo si no reciben apoyo adecuado. A continuación, exploraremos cómo este conflicto psicosocial se manifiesta particularmente en niños inmigrantes como Miguel, analizando evidencia empírica de sus experiencias y los factores que las moldean. La etapa de Laboriosidad vs. Inferioridad en el contexto de Miguel Erik Erikson describió la niñez media (6 a 12 años) como una etapa crucial en que el niño enfrenta el desafío de la Laboriosidad vs. Inferioridad. En esta fase, los logros académicos, las habilidades sociales y la capacidad de llevar a cabo tareas productivas adquieren gran importancia. El círculo social del niño se expande más allá de la familia para incluir maestros y compañeros de escuela, quienes pasan a ser figuras clave en su desarrollo. Si el niño logra sentirse competente en las actividades propias de su edad (por ejemplo, leyendo, escribiendo, aprendiendo nuevas destrezas), desarrolla un sentimiento de laboriosidad, orgullo y autoestima. Por el contrario, si fracasa constantemente o es menospreciado por sus dificultades, puede desarrollar un sentimiento persistente de inferioridad y duda de sus propias capacidades. En el caso de Miguel, al ingresar a una escuela estadounidense sin dominar el inglés, este conflicto teórico cobra vida. Miguel quiere aprender y ser aceptado; sin embargo, debe esforzarse el doble para entender las clases en su segundo idioma. Sus compañeros nativos parecen avanzar con menos esfuerzo, lo que podría hacer que Miguel cuestione su propia capacidad. Erikson advirtió que los prejuicios en la sociedad pueden amenazar esta etapa, por ejemplo, cuando un niño “empieza a sentir que el color de su piel, el origen de sus padres o el acento de su lengua [...] decidirán su valor como aprendiz”. Desafortunadamente, muchos niños inmigrantes enfrentan exactamente ese tipo de obstáculos adicionales durante estos años formativos. A continuación, analizaremos los principales factores que pueden inclinar la balanza hacia la inferioridad en vez de la laboriosidad para estudiantes inmigrantes bilingües de bajos recursos, sustentándolo con hallazgos de investigaciones y casos documentados. La siguiente tabla resume estos factores de riesgo y sus posibles efectos en la experiencia psicosocial de un niño como Miguel en la etapa escolar. Perspectivas y recomendaciones internacionales
La situación de Miguel no es única, y ha atraído la atención de organismos internacionales y defensores de derechos humanos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la UNICEF y otros brazos, ha reiterado que los niños migrantes gozan de los mismos derechos que cualquier niño. En particular, el derecho a la educación sin discriminación está consagrado en varios instrumentos internacionales. La UNESCO ha calificado la educación de los migrantes como “un derecho humano inalienable” y subraya que brindar acceso escolar a niños indocumentados aporta estabilidad y es esencial para su desarrollo (La educación para los migrantes: un derecho humano inalienable) (La educación para los migrantes: un derecho humano inalienable). UNICEF, por su parte, en su Agenda de Acción para Niños Refugiados y Migrantes, pide acciones concretas para proteger a cada niño desplazado por la violencia o la pobreza, incluyendo garantizar su acceso a educación y servicios básicos independientemente de su estatus legal (UNICEF’s Agenda for Action for Refugee and Migrant Children | UNICEF). Importante es la frase: “El estatus migratorio de un niño nunca debe ser una barrera para acceder a servicios básicos” (UNICEF’s Agenda for Action for Refugee and Migrant Children | UNICEF), educación incluida. Esto refuerza a nivel global lo que Plyler v. Doe garantiza en EE. UU.: ningún niño debe quedar fuera de la escuela. Otro énfasis de los organismos internacionales es la unidad familiar y la protección contra la xenofobia. La ONU ha afirmado que “los niños migrantes, ante todo, son niños”, llamando a los países a tratarlos con la misma dignidad y consideración que a cualquier menor local (Niños desplazados y migrantes | UNICEF) (Niños desplazados y migrantes | UNICEF). Recomienda políticas que eviten la detención de niños por razones migratorias y promuevan alternativas basadas en la comunidad y el interés superior del niño. En Texas y otros estados fronterizos, esto se ha traducido en esfuerzos (aunque todavía insuficientes, según activistas) por establecer centros de acogida humanitaria en lugar de estaciones de detención para familias recién llegadas, y en proporcionar apoyo legal y psicológico a los menores no acompañados. Miguel, afortunadamente, está con su madre; pero muchos de sus compañeros pudieron haber vivido la travesía solos o con separaciones traumáticas. La atención psicosocial para estos niños es una recomendación central de UNICEF, que publicó guías específicas para cuidar la salud mental de niños migrantes y refugiados, reconociendo los traumas que cargan y su necesidad de apoyo especializado (Mental Health and Psychosocial Support for Families at the ... - Unicef). En cuanto al aspecto educativo, UNESCO y UNICEF abogan por la educación inclusiva y de calidad para niños migrantes. Esto incluye capacitación docente, adaptación curricular, clases de refuerzo de idioma, y combatir la discriminación en las escuelas. La ONU ha instado a los estados a garantizar a los niños migrantes, independientemente de su estatus jurídico, el disfrute de todos sus derechos humanos y el acceso adecuado a educación, salud y protección ([PDF] La migración y los derechos humanos del niño. A/HRC/RES/12/6). Esta exhortación implica remover barreras administrativas (por ejemplo, simplificar la inscripción escolar de niños recién llegados que quizás no tengan todos los documentos), así como proporcionar recursos para que las escuelas puedan atender la diversidad lingüística. En Texas, muchas de estas recomendaciones se han materializado en forma de centros de bienvenida para estudiantes inmigrantes, programas bilingües financiados por fondos federales, y colaboraciones con organizaciones como la International Rescue Committee para integrar a niños refugiados. No obstante, existen reportes de ONG indicando que persisten desafíos: casos de distritos que piden actas de nacimiento de EE. UU. (lo cual es ilegal tras Plyler), falta de intérpretes en escuelas, o incluso clima hostil alimentado por retóricas antiinmigrantes locales. A nivel global, UNICEF propone seis acciones clave para gobiernos respecto a niños migrantes, entre las cuales destacan: mantener a los niños en la escuela, mantener a las familias unidas, y combatir la xenofobia (UNICEF’s Agenda for Action for Refugee and Migrant Children | UNICEF) (UNICEF’s Agenda for Action for Refugee and Migrant Children | UNICEF). Estas recomendaciones se alinean perfectamente con lo discutido anteriormente: la escuela debe ser un refugio seguro y enriquecedor para niños como Miguel, no un espacio de exclusión; las políticas deben apoyar la reunificación y estabilidad familiar, porque un niño con apoyo familiar tiene más posibilidades de éxito; y la sociedad en general debe esforzarse por acoger en vez de rechazar, pues la discriminación socava las posibilidades de desarrollo de una generación entera. El propio éxito de un país, en términos educativos y económicos, se entrelaza con cómo integra a su población inmigrante. Finalmente, organismos como la UNICEF y la OEI (Organización de Estados Iberoamericanos) enfatizan la importancia de programas específicos para la inclusión educativa de niños migrantes. En México, por ejemplo, UNICEF ha trabajado con el gobierno para asegurar que niños migrantes en tránsito tengan acceso a escuelas temporales y materiales educativos (Inclusión educativa para niñas, niños y adolescentes migrantes). En EE. UU., aunque la situación es distinta (los niños inmigrantes residen más permanentemente), la filosofía es semejante: ningún menor debe quedar sin educación por ser migrante. El cumplimiento de este principio en la práctica requiere invertir en las escuelas de comunidades receptoras, formar alianzas con organizaciones comunitarias y, crucialmente, incluir la voz de los propios jóvenes inmigrantes en la creación de soluciones. Miguel y sus compañeros tienen resiliencia y aspiraciones; las políticas deben escucharlos para entender qué apoyos necesitan para lograr sus metas. Conclusiones La historia de Miguel, sustentada con datos reales y estudios, nos muestra un panorama complejo donde se entrelazan teoría del desarrollo y realidades socioeconómicas. En la etapa de Laboriosidad vs. Inferioridad, un niño busca definirse como capaz y útil. Para los niños inmigrantes bilingües de bajos recursos, este camino está sembrado de obstáculos particulares: deben aprender en otro idioma, adaptarse a una nueva cultura, enfrentar posibles prejuicios y, al mismo tiempo, lidiar con las cargas y tensiones de sus hogares. La evidencia empírica sugiere que, sin el apoyo adecuado, estos factores pueden conducir a resultados preocupantes —desde rezago educativo hasta problemas de salud mental—. Por ejemplo, jóvenes que migraron durante la edad escolar posteriormente han mostrado niveles más bajos de autoestima y mayores índices de ansiedad en estudios longitudinales (), indicando que las dificultades vividas entre los 6 y 12 años dejan huellas perdurables. Sin embargo, la narrativa no tiene por qué ser fatalista. También hemos visto que factores de protección y políticas inteligentes pueden marcar una diferencia enorme. Un entorno escolar inclusivo, maestros empáticos, programas bilingües bien implementados, apoyo psicológico y una comunidad que valore la diversidad pueden transformar la experiencia de inferioridad en una de laboriosidad exitosa. Miguel puede pasar de ser un niño callado y retraído a un alumno líder y orgulloso de sus logros si se le brindan las oportunidades. De hecho, muchos “Migueles” florecen cuando encuentran un mentor o un programa que reconoce sus talentos. La responsabilidad recae en gran medida en los adultos y sistemas: ¿Estamos facilitando que estos niños desarrollen su sentido de competencia, o lo estamos obstaculizando? Las recomendaciones están sobre la mesa: invertir en educación culturalmente responsiva, fortalecer la conexión entre escuela y familia inmigrante, garantizar entornos libres de discriminación y continuar eliminando barreras de acceso. Asimismo, a nivel de políticas públicas, asegurar que los recursos lleguen a las escuelas con mayor proporción de estudiantes inmigrantes (por ejemplo, a través de fondos Title I y III federales, o presupuestos estatales dirigidos) es esencial para nivelar el terreno de juego. En Texas, continuar y ampliar programas exitosos de dual-language y apoyo a “emergent bilinguals” beneficiará no solo a los niños inmigrantes sino a la comunidad entera, creando estudiantes bilingües y biculturales que son un activo en la sociedad global de hoy. En última instancia, la etapa de laboriosidad vs. inferioridad nos recuerda que todos los niños quieren sentirse competentes y valorados. Miguel no es diferente. Su condición de inmigrante y las dificultades asociadas no definen sus capacidades, pero sí condicionan las circunstancias en las que tendrá que demostrarlas. Como sociedad, el reto es garantizar que esas circunstancias no le impidan a él ni a otros niños en situaciones similares desarrollar plenamente su potencial. Los organismos internacionales, las leyes nacionales y las iniciativas locales convergen en un mismo punto: cada niño migrante tiene derecho a crecer, aprender y soñar en un entorno que lo apoye. Lograrlo exige empatía, voluntad política y acción coordinada, pero los beneficios —en términos de justicia, cohesión social y desarrollo humano— son incalculables. El caso de Miguel nos inspira a construir entornos donde la laboriosidad de todos los niños, sin importar su origen, pueda vencer cualquier sentimiento de inferioridad. Referencias
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A veces olvidamos que detrás de las estadísticas hay rostros, nombres y sueños. Este es Miguel. Miguel vive entre dos mundos. En casa habla español y extraña a su papá, que fue "enviado" a México. En la escuela, se siente perdido en un mar de palabras, miradas, y cosas que no entiende bien. Las tareas parecen puzles sin guía, y cada pregunta es como un golpe en el estómago.
Miguel dibuja en silencio mientras los otros niños juegan y ríen. Ahí, entre colores y formas, su mundo cobra un poco más de sentido. Pero aun así, siente que no pertenece. Palabras de Miguel "A veces, siento que vivo en dos mundos. En mi casa, hablo español con mi mamá y recordamos a mi papá. Lo extraño mucho desde que se fue a México. Aquí, en la escuela, todo es diferente. Las palabras son como un río rápido que no entiendo. Los otros niños se ríen de cómo hablo, de mi acento. Me siento rojo en la cara cuando me preguntan algo y no sé qué decir. En clase, intento escuchar a la maestra, pero es como si las palabras bailaran y se escondieran de mí. Las tareas son un laberinto sin salida, lleno de letras que no tienen sentido. Cuando dice que trabajemos en grupo, mi estómago se aprieta. Sé lo que va a pasar. Las risitas, las miradas. Prefiero quedarme solo, dibujar en mi cuaderno. Ahí, las cosas tienen más sentido. A veces, me siento como si no estuviera aquí de verdad, como si viera todo desde lejos. Es raro. Y me olvido de cosas, de lo que me dicen, de lo que pasó antes. Es como si mi mente se fuera un rato. En casa, mamá está triste y cansada. Trabaja mucho y no siempre puede ayudarme con la escuela. A veces, cuando hablamos de la escuela, se pone tensa. Dice que quizás este no es un buen lugar para nosotros. Eso me da miedo. No entiendo por qué es tan difícil. Quiero aprender, quiero tener amigos, pero es como si hubiera un muro invisible entre yo y los demás. A veces, me siento tan enojado, tan frustrado, que solo quiero que todo desaparezca. Y otras veces, solo quiero llorar y que mi papá esté aquí. La escuela... es un lugar donde me siento pequeño, tonto y solo. Ojalá fuera diferente." La historia y la experiencia de Miguel no son únicas. Existen MILLONES de estudiantes bilingües inmigrantes que, como él, luchan cada día con barreras invisibles: el idioma, una nueva cultura, una sociedad que no les acepta, la soledad, la discriminación, la pobreza, la falta de cariño... Es momento de mirar más allá del salón de clase y entender las historias que muchos prefieren ignorar. La historia de Miguel podría ser la historia de cualquiera de nuestros estudiantes. Es hora de ponernos manos a la obra. ¿Te unes al cambio? Let me tell you something that I realized today during my ESL Methodologies I class and my guest lecture in my fellow professor and friend, Dr. Burcu Ates' class. I was invited to talk about some of the most important legal cases in ESL and bilingual education history in the U.S. and the different programs we have for bilingual education in Texas. As I was speaking to these future educators, a question struck me—one that we ALL need to be asking right now... ⚠️ WHO IS GOING TO BE IN CHARGE OF PROTECTING HIGH-QUALITY EDUCATION AND EQUAL ACCESS TO EDUCATION FOR OUR ENGLISH LEARNERS? ⚠️ OELA IS CLOSED. NOW WHO??? Historically, the United States has recognized the need to protect the educational rights of English Learners (ELs) through major court decisions. These rulings set legal precedents ensuring that schools provide adequate language instruction to EL students and uphold civil rights protections. However, with the recent elimination of the Office of English Language Acquisition (OELA), the federal oversight responsible for ensuring compliance with these protections is being dismantled. This raises concerns about whether schools will continue to receive funding, support, and accountability measures to serve ELs effectively. Let’s break down these legal cases and why they matter now more than ever: 1. Lau v. Nichols (1974) – A Fight for Language Access In the landmark case Lau v. Nichols (1974), the Supreme Court ruled that failing to provide language support for English Learners (ELs) violates Title VI of the Civil Rights Act. This decision established that a "sink or swim" approach—where EL students are placed in English-only classrooms without language support—is discriminatory and denies them equal educational opportunities. This case remains highly relevant today. The Office of English Language Acquisition (OELA) has played a crucial role in ensuring that schools implement language programs that comply with Lau v. Nichols. Without OELA’s oversight and resources, there is a risk that schools could revert to ineffective, unsupported language programs, leaving EL students without the assistance they need to succeed. 2. Castañeda v. Pickard (1981) – The Standard for Quality Language Programs The Castañeda v. Pickard (1981) ruling established a three-part test—known as the Castañeda Test—to ensure that EL programs are effective and equitable. According to this standard, EL programs must:
Plyler v. Doe (1982) – Education for All, Regardless of Immigration StatusIn Plyler v. Doe (1982), the Supreme Court ruled that public schools cannot deny an education to undocumented children. This case reaffirmed the principle that education is a fundamental right, regardless of a child’s immigration status. By ensuring access to education for all students, this ruling has been instrumental in protecting immigrant and refugee students' rights in U.S. schools. Today, OELA has provided guidance on best practices for serving immigrant and refugee students, helping schools develop inclusive and supportive environments. Without OELA’s leadership, schools may receive less federal support, which could lead to exclusionary practices or a reduction in services for undocumented and newcomer students. This could negatively impact educational equity and access for some of the most vulnerable learners. ⚠️What Does the Elimination of OELA Mean for EL Students? ⚠️
Then, who is going to be in charge of all this? |
Francisco "Paco" Usero-GonzálezDefensor de la Educación Inclusiva y la Igualdad de Oportunidades ArchivesCategories |